Comentario
A finales del período Formativo, asimismo en un contexto andino, pero en otro país, Colombia, y en otra área cultural, la Intermedia, aparecerán también manifestaciones artísticas monumentales en piedra, pero con un carácter muy diferente. San Agustín, en el sur de los andes colombianos, es actualmente un parque arqueológico rodeado de montañas y atravesado por el río Magdalena, en el que entre la espectacularidad del paisaje destacan más de trescientas estatuas que parecen representar seres mitológicos, de aspecto vagamente humano.
En Colombia la agricultura experimenta en este momento un poderoso avance en parte favorecido porque las condiciones peculiares del país favorecen la existencia de una gran variedad de microclimas ideales para la experimentación agrícola. Los flancos de las zonas montañosas, ocupados antes por grupos cazadores y recolectores, son ahora colonizados con la introducción del cultivo del maíz. Esta vida en cuencas intermontanas llevará aparejada una acusada regionalización impuesta en parte por el medio, lo que redundará en una marcada diversidad cultural.
La población se asienta en poblados donde han aparecido huellas de habitaciones circulares o semicirculares formadas por hileras de piedras y las prácticas religiosas parecen centrarse en torno a un complejo de sacerdote/templo/ídolo, y aparecen también montículos artificiales y grandes cementerios, así como indicios de sacrificios humanos y de la práctica de la cabeza-trofeo.
Una de las artes colombianas más renombrada es sin duda la de la orfebrería, que comienza en este período su espectacular andadura.